Hay veces que se necesita mucho más...

Mucho más que un milagro...

Mucho más que fe para creer...

Mucho más que tiempo para un después...

El tiempo pasa y las fuerzas parecen acabarse; la vida se vuelve tan fugaz, tan efímera; que yo necesito mucho más que todo eso, mucho más que fe y un milagro, mucho más que la certeza de un mañana, de su sonrisa, de su mirada de siempre...

El tiempo pasa y noto como cada detalle adquiere de pronto un valor distinto, un valor del que no me había percatado; un valor inimaginable, intangible, ininteligible...

Hoy cada segundo parece tan valioso, hoy justamente, cuando quisiera hacer de cada gesto una fotografía y grabar cada palabra en mi memoria, hoy; cuando me siento tan impotente y no me queda más que sentarme a esperar ese milagro, esperar que llegue ese tiempo y ese después...

Heme hoy aquí, pensando en esos lazos que ni siquiera la muerte o el tiempo pueden romper, pensando en esos momentos en que la familia se vuelve el todo y el por qué...

Cuando hacer una promesa es tan fácil y a la vez tan doloroso, Cuando decir siempre parece tan remoto, tan próximo, tan falto de futuro...